Durante el primer semestre del año, y a pesar de las dificultades para generar encuentros presenciales debido a la pandemia, se realizó la primera etapa de las Escuela de Perdón y Reconciliación (ESPERE) de la región centroandina en Sopó, Cundinamarca bajo las normas de bioseguridad correspondientes, y contando con la participación de estudiantes y docentes, quienes durante 3 días experimentaron un proceso pedagógico vivencial y lúdico alrededor del perdón.
Las ESPERE (Escuelas de Perdón y Reconciliación), son un curso interactivo y lúdico constituido por 12 módulos de trabajos: 6 de perdón y 6 de reconciliación. Cada módulo tiene una duración aproximada de 4 horas. Actualmente se desarrolla en 19 países y ha trabajado con más de 2.200.000 personas.
El método de las ESPERE privilegia las siguientes perspectivas y propósitos:
Promociona la capacitación de entrenadores y la instalación de habilidades en nodos.
Promueve la cultura del Cuidado, Perdón y la Reconciliación como estrategia de refuerzo de los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflicto -MASC-.
Construye significados de convivencia, a partir de conceptos y prácticas para la superación de la dialéctica de venganza, a partir de criterios de respeto, equidad y justicia en la interacción social.
Asegura un proceso formativo de contenido humanístico basado en las vivencias de los participantes.
Desarrolla el proceso mediante grupinhos o pequeños grupos, en donde los participantes reelaboran rabias, odios y deseos de venganza. Son espacios solidarios para el acompañamiento entre pares.
Utiliza una metodología multivariada, en tanto el animador-tallerista haga uso de diferentes estrategias pedagógicas, tales como el sociodrama, estudios de caso, la simulación y los dilemas para fortalece la reflexión y aprendizaje.
Ordena una serie de actividades en el tiempo, para aproximar secuencialmente a los participantes a las nociones y ejercicios del Perdón y la Reconciliación.
Trabaja el proceso desde la sabiduría local, para promover espacios colectivos en los cuales se diseñan objetivos comunes y acción sin daño.
Genera y fortalece acuerdos de cohesión social, resiliencia y respuestas concretas a los conflictos y violencias locales.
Durante estos 15 años de trabajo, las ESPERE han llegado a más de 2 millones de personas en 20 países en los que la metodología ha sido adaptada a diversas poblaciones. Ha recibido diversos reconocimientos entre los que se cuenta el Premio Unesco de Educación para la Paz en 2006.
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